Si sigues la serie Juego de Tronos conocerás una de las armas más destructivas que atesoran en Desembarco del Rey: el fuego valyrio. Lo interesante es que, como tantas cosas en esa serie, está basada en algo real, y no era valyrio sino europeo. El fuego griego era extremadamente destructivo porque no se podía extinguir y ardía incluso en el agua. Se utilizó durante los siglos VII y XIII por la flota bizantina en el Mediterráneo y lo pusieron en práctica por primera vez en la defensa de Constantinopla frente al asedio musulmán.
La pena es que su fabricación era tan secreta que su composición se ha perdido para siempre, aunque algunos químicos opinan que estaba compuesto de nafta (componente del petróleo), azufre y amoniaco, y posiblemente se encendiera con cal viva, una sustancia que al entrar en contacto con el agua puede alcanzar los 150ºC. Al ser un fuego de orígen líquido era menos denso que el agua, por eso en las batallas navales los bizantinos conseguían que el mar ardiese y que fueran la flota más temida del mundo conocido.