En la estación de bomberos número 6 de Livermore, California, hay una bombilla que ya se conoce como La luz centenaria, y que lleva más de cien años en funcionamiento. Fabricada en la década de 1890 por Shelby Electric Company, antes de las medidas de obsolescencia que acordaron secretamente los fabricantes de bombillas de todo el mundo, es una prueba de que las bombillas estaban pensadas para no fundirse nunca. Con 60 watios, soplada a mano y filamento de carbono, lleva desde 1901 luciendo ininterrumpidamente en el garaje del parque de bomberos. De hecho, solo se apagó durante 22 minutos en 1976 cuando la estación cambió de sede. El secreto debe de estar en el gran grosor de su filamento, pero no es posible asegurarlo sin apagarla. Hoy, la bombilla va perdiendo progresivamente luminosidad y apenas tiene ya el equivalente a 4 watios.